Honradez significa armonizar las palabras con los hechos. Entonces podemos decir que una persona honrada es aquella que tiene identidad y coherencia, con motivos para estar muy orgullosa de ella misma.

El honrado es grato y estimado incluso si es derrotado. El injusto es asqueroso e ingrato incluso si es victorioso.

La honradez es hermosa en su carácter y quien es justo es bondadoso y amable. Incluso si la honradez cae en el lodo, es pura y correcta. Si el injusto es lavado con almizcle, seguirá impuro y repugnante.


Un individuo honrado no se apropia jamás de las cosas que no le pertenecen, aunque las necesite. Tampoco abusa de la confianza que otros depositan en el. En los asuntos de dinero, siempre entrega las cuentas claras. Si no puede pagar sus deudas, no se esconde de sus acreedores sino que trata de llegar a un acuerdo con ellos. Cumple puntual y cabalmente con sus compromisos, pero si no lo puede hacer, explica los motivos que lo obligan a fallar. Habla con la verdad, incluso cuando se trata de cuestiones delicadas o vergonzosas. Sabe admitir y enfrentar sus errores; y ofrece disculpas cuando ofende o causa algún daño a los demás.