En primer lugar, que defienda la familia, en todo el sentido de la palabra, como valor fundamental en la edificación de una sociedad; que, además, este dispuesto a darse cuenta de los cambios imprescindibles que se deben llevar a cabo en todo proceso de mejoramiento a nivel personal; y finalmente que tome en cuenta que todos los seres humanos somos criaturas imperfectas con la necesidad de aprender de los errores cometidos para crecer y transmitir las experiencias y los conocimientos.

Pueden llevar a cabo una extraordinaria labor edificadora aquellas personas que manifiestan las siguientes características:

•Espontaneidad

•Motivación por el tema de los valores

•Sensibilidad ante los problemas que vive la sociedad

•Disposición para el aprendizaje permanente

•Estabilidad familiar

•Necesidades básicas cubiertas

•Deseos de superación

•Fidelidad a sus compromisos