A diario nos preguntamos si existen las familias perfectas, las que no cometen errores. La respuesta es: NO. Existen las familias felices, donde las relaciones se basan en el respeto.

La familia es el principal escenario de socialización que tienen los hijos, de ahí la importancia de transmitirles valores, pero desde el ejemplo. Los padres son solo capaces de enseñar o transmitir a los hijos lo que predican diariamente.

Consejos, no mágicos, para la crianza de unos hijos felices, y para lograr el respeto y sana convivencia en el hogar, son los siguientes:

1- La crianza comienza por el establecimiento de vínculos afectivos.

2- La crianza debe ser basada en el respeto y la autoridad, no en el autoritarismo.

3- Hay que criar a los hijos hacia la madurez y la independencia.

4- Se debe cultivar la alegría.

5- Hay que tener claro que los hijos no son propiedad de los padres, quienes los acompañan y guían en el proceso de la crianza.

6- Se deben establecer y explicar exigencias, límites y normas razonables en el hogar.

7- No debe existir competencia entre los padres, inclusive si están separados.

8- Los padres deben tener claro la diferencia entre libertad y libertinaje.

9- No olvidar que los padres no son los mejores de los hijos: los amigos se escogen, los padres no.

10-Papá y mamá solo pueden enseñar lo que son y en lo que creen, sin mentiras ni caretas.